El autor: Domingo Villar es un escritor gallego y ésta es su segunda novela. Se ha traducido a nueve idiomas, ha cosechado varios premios y ha sido llevada al cine.
El arranque: La marea ha arrastrado el cadáver del pescador Justo Castelo hasta una playa gallega. Podría pensarse que ha muerto ahogado mientras faenaba, si no fuera porque sus manos están atadas. Sin testigos ni rastro de la embarcación a la que pertenecía el fallecido, el lacónico inspector Leo Caldas, que en lo personal atraviesa días difíciles, trata de esclarecer el crimen sumergiéndose en el ambiente marinero de galicia.
Lo mejor: la pareja de policías, el inspector Caldas de la comisaría de Vigo, y Estévez su poco diplomático y rudo ayudante, son de esos personajes que dejan poso. La personalidad de ambos, en base a esteorotipos sobre su procedencia, gallego Blanes, aragonés Estévez, está muy bien plasmada y en más de una ocasión nos levantará una sonrisa. La prosa de la novela hace que la lectura sea fácil y el ambiente y el estilo de vida gallego queden perfectamente reflejados a lo largo de toda la historia, gastronomía incluida. Y por último la trama, bien construida y sin dejar cabos sueltos.
Lo peor: en mi opinión le falta algo de ritmo, sobre todo hasta llegar a la parte final, donde la acción se desarrolla de verdad. En algunos momentos me pareció algo repetitiva y lenta, pero insisto en que la lectura es fluida y entretenida.
Valoración: Notable.
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